Y miles de cosas más han sucedido desde la última vez que me senté un rato y escribí aquí, concretamente desde el 1 de enero de 2009.
¡Ufff! Han pasado 996 días con sus noches, amaneceres y atardeceres.
Y han pasado rápido, muy rápido.
Y han pasado cosas, muchas cosas.
Cosas importantes, vitales, que marcan una vida y un destino, en estos 996 días hemos elegido caminos, hemos marcado rumbos, con un ojo en las estrellas y con todos los deseos de desembarcar en buen puerto.
Ha habido preguntas y respuestas, y a la pregunta más importante de todas respondió que SI.
Con un Si rotundo, sin miedo, sin dudas ni temores. Un Si lleno de vida, fuerza y alegría, como es ella, acompañandolo de una sonrisa y una lágrima.
A veces la vida es un tobogán, tu eliges de cual quieres tirarte, la altura que tiene, el nivel de bajada, la longitud del descenso, etc, pero una vez que te lanzas no controlas nada más.
La gravedad manda. A veces disfrutas y a veces gritas y sufres.
Yo elegí un buen tobogán, el mejor, o el me eligió a mi.Me vio deambulando perdido por el parque, mi miró y me eligió, porque no siempre eres tu quién elige.
Pero la verdad siempre creía que prefería los columpios. Tu decides como de alto te impulsas, cuando empiezas y cuando paras, si rápido o lento.
Ahora parece que todo va un poco más despacio, mejor así se puede ver el paisaje ven conmigo, sientate a mi lado y vamos a contemplarlo juntos. Prometo que sin prisas, tengo un columpio donde cabemos los dos.
Volveré por aquí, a saludarte, a contarte cosas al oído, espero que más alegres que tristes, pero ya sabes que aunque queramos que la vida sea un columpio, a veces es un tobogán.
H.