Porque el olvido no existe.
El olvido es una gran farsa.
Es un engaño que se expande como la niebla.
Girar la cabeza al pasado para no mirarle a los ojos,
esos ojos negros que se clavan y recuerdan los errores.
Porque el olvido es un árbol que tapa los rencores escondidos
intenta camuflarlos entre sus hojas, arrinconarlos.
Pero algunas noches sopla el aire de la memoria
y mueve sus ramas y se ven ahí,
en el fondo, mecidos por el viento,
los recuerdos que vuelven a por ti.
H.
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